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El Hospital Nuestra Señora del Carmen ofrece talleres de técnicas en relajación y respiración
A cargo del Servicio de Terapia Familiar la actividad que inició el 11 de enero está dirigida a público en general a partir de los 16 años de edad.
Al respecto la referente del Servicio de Terapia Familiar y de la actividad, Emilse Figueroa, destacó que con los talleres de técnicas de relajación y de respiración se intenta llegar no solo a los usuarios directos del hospital, sino también a sus afectos de los que vienen acompañados: “Abordamos técnicas por medio de las cuales se aprende a respirar de una manera lenta y profunda, para ser conscientes del momento”.
La respiración, continuó la profesional, es por excelencia la vía de anclarse al momento presente y al lugar donde se está: “Esto nos ayuda a relajar cuerpo y mente, porque generalmente estamos cargados de muchos pensamientos todos los días, de recuerdos, imágenes y preocupaciones, ante lo cual encontrar ese espacio que dura una hora nada más nos permite aprender a relajar”.
Dentro de algunos de los conocimientos que se implementan a través de los contenidos del taller, se encuentra la técnica de Jacobson, que es una relajación progresiva en la que se empieza por tensionar los músculos del cuerpo y posteriormente ir relajando de forma gradual, mientras la respiración va acompañando el ejercicio.
“La base fundamental siempre es la respiración. Todos estamos acostumbrados a hacer una respiración automática, aquí lo que aprendemos es a hacerla consciente e intencionada, sintiéndola, percibiéndola, dejándola fluir y sintiendo ese flujo, por eso hablamos de que es consciente y también dirigida porque empezamos a hacerla más lenta y profunda lo que nos ayuda a relajar nuestro cuerpo”, detalló Figueroa.
Seguidamente, Figueroa sostuvo que a partir de la incorporación de algunas de estas técnicas puede tornarse más funcional manejar las emociones: “El sistema inmunológico se ve beneficiado porque le damos ese descanso que muchas veces es reparador, esto no significa dormirse, sino simplemente aprender a relajarse. Siempre les leemos a los participantes algún tipo de reflexión al final del taller, porque esa es también una manera de meditar, de quedarse pensando en algo que sirva para transformar un pensamiento que quizás sea disfuncional y adoptar otro más funcional para manejar esas emociones que nos cuestan de ansiedad, angustia, tristeza o enojo”.
“Son herramientas que sirven luego para aplicarlas en toda ocasión que se necesite y con el entrenamiento vamos generando la habilidad de aplicarlas en cualquier momento. Aquí siempre buscamos un ambiente cómodo, seguro, con música que acompañe; pero la idea es que a estas técnicas de relajación se las pueda emplear, por ejemplo, en un embotellamiento en el centro y que se genere la capacidad de empezar a respirar tranquilos para conectarse con uno mismo y aprender a manejar la ansiedad que nos puede causar esa situación”, explicó.